El cáñamo es más antiguo que el internet y que el español y el latín. Es más viejo que la mayoría de las religiones y que cualquiera de nuestras leyes. Los primeros registros de su uso humano lo colocan en los territorios que ahora conforman Taiwán hace alrededor de 10 mil años (entre el 10,000 y 8,000 a.C), donde fue utilizado como hilo para acompañar piezas de cerámica; y el científico Carl Sagan llegó a mencionar que pudo haberse tratado del primer cultivo de la humanidad.
A partir de entonces, se han encontrado restos en excavaciones arqueológicas que nos dan una idea de cómo ha sido utilizado por diferentes culturas a través de los siglos: como semillas y aceite en China (5000 a.C), como textiles en Kurdistán (4,000 a.C.), como medicina en China, de forma ritual en India, como cuerdas en Rusia, y muchas apariciones más recientes, incluyendo las velas de las carabelas de Colón y las canciones que hablan sobre la vida en la Revolución mexicana.
En años recientes —aproximadamente desde hace un siglo—, una agenda prohibicionista impulsada por fines políticos y económicos ha relegado el uso de la planta de cannabis y complejizado su regulación. Así, se han nombrado subcategorías de la planta de cannabis en aquellas con tales o cuales características. Dentro de estas categorías, una que parece permear en las regulaciones que empiezan a incluir al cannabis como una planta y sustancia controlada, es aquella que separa el cáñamo (o hemp, en inglés) de la marihuana. Esta división se basa principalmente en la cantidad de tetrahidrocannabinol que contiene la planta, en donde la primera contiene un nulo o muy bajos porcentajes de THC, y la segunda contiene 1% o más de este cannabinoide.
Sin embargo, más allá de los esfuerzos jurídicos por delimitar la planta, su complejidad y las evidencias rebasan los límites establecidos por las regulaciones actuales, de tal modo que ya existen maneras de utilizar los tallos y fibras de cannabis con alto contenido de THC como materia prima para fines industriales. Es por esto por lo que una clasificación más pragmática coloca a la marihuana de acuerdo con sus usos: medicinales, recreativos (ambos basados en los cannabinoides y compuestos activos de la planta), y los usos industriales (aquellos que utilizan la fibra, hojas, tallos y semillas para producir bienes).
Además de los incontables usos médicos, y los fines personales que los usuarios decidan para la planta, es en la última de estas ramas, la de producción industrial, en donde muchos emprendedores ven el futuro del cannabis y del mundo en general. Antes incluso de pensar en los productos que se pueden elaborar a partir de cáñamo, se ha encontrado que el cultivo de cannabis limpia la tierra de metales pesados y ayuda a prevenir la erosión. Por otro lado, campesinos estadounidenses han comenzado a alimentar su ganado con cáñamo, debido a su bajo costo de producción y su alto valor nutricional, que aporta fibra, hierro, boro, zinc, entre otros minerales. A continuación, algunos productos que pueden ayudar a reemplazar todo tu consumo con cáñamo.
Puedes comer cáñamo
Las semillas de cáñamo han sido alimento para la humanidad desde hace miles de años, y en la actualidad vuelven a ganar popularidad por sus cualidades nutritivas y saludables, como su gran aporte nutrimental, la presencia de proteínas, así como Omega 3 y Omega 6. Pero, aunque las semillas y su aceite son las maneras más comunes en que se consume el cáñamo, en el mercado podemos encontrar harina de cáñamo, polvos proteínicos, tés, barras energéticas, hamburguesas veganas, leche e incluso vodka.
Puedes vestir cáñamo
Además de ser más sustentable que el algodón (los cultivos de cáñamo consumen cerca de 50% menos que su contraparte), los textiles de cáñamo son más duraderos y porosos, por lo que permite una mayor ventilación. Además, en la actualidad ya existe prácticamente cualquier prenda que puedas imaginar fabricada con cáñamo: calcetines, pañuelos, anteojos, batas de baño, zapatos y tenis, collares, delantales y pañales.
Por otro lado, además de la ropa la tendencia del cáñamo alcanzó también todas las posibles líneas de productos de belleza. Desde lociones, champú y bloqueador solar, hasta maquillaje y limpiador facial.
Puedes viajar en cáñamo, con combustible de cáñamo
En 1941 Henry Ford presentó un automóvil hecho a partir de cáñamo y que funcionaba con combustible de cáñamo obtenido de los desechos agrícolas. Aunque su idea no fructificó en aquel momento, recientemente un emprendedor en Florida llamado Bruce Dietzen revivió el modelo de Ford para producir un automóvil que resulta 4.7 veces más limpio que un modelo eléctrico. Por otro lado, la investigación en torno a los biocombustibles es una alternativa sustentable a su contraparte producida con petróleo. De acuerdo con Thomas B. Reed, un ingeniero químico de la escuela de minería de Colorado calculó que un acre de cáñamo puede producir el equivalente a mil galones de gasolina.
Puedes vivir en cáñamo
La tendencia hacia reemplazar materiales convencionales con cáñamo también ha llegado a la arquitectura. En los últimos años es cada vez más común ver casas y edificaciones hechas con una mezcla de cáñamo con concreto para crear un resistente híbrido llamado hempcrete. En particular, la mezcla se realiza con fibra de cáñamo, cal y agua, y es hasta siete veces más resistente que el hormigón, pesa menos de la mitad y es tres veces más maleable.
Puedes morir en cáñamo
Si ya puedes comer y usar pañales hechos con la misma planta, no sorprende que un australiano llamado Michael Balderstone, presidente de la Embajada de Cáñamo en el poblado de Nimbin, ya diseñé, construya y venda ataúdes fabricados con cáñamo. De acuerdo con este emprendedor, le toma un día fabricar un ataúd, y consta de tablas de 19mm de cáñamo prensado, con cuerdas de cáñamo, y generalmente son adornados con pinturas de artistas locales. De la misma forma, un empresario de cáñamo canadiense ha comenzado a comercializar ataúdes que son 100% biodegradables y libres de tóxicos.
Puedes limpiar el planeta con cáñamo
Además de limpiar tu cuerpo con jabón y shampoo de cáñamo, ya existen productos de cáñamo para limpiar tu ropa, que además son libres de tóxicos e hipoalergénicos. Pero no solo se puede reemplazar el detergente con uno fabricado con cáñamo, sino que ya existen propuestas de baterías fabricadas a partir de cáñamo. Por otro lado, cada vez es más común encontrar reemplazos para todo tipo de productos cotidianos elaborados con plástico, ya que los plásticos de cálamo se perfilan como una alternativa sustentable y biodegradable para quitar carga de la economía basada en petróleo.
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Aunque el cáñamo, sus fibras y derivados no son algo nuevo para la humanidad, los avances tecnológicos logrados durante el periodo de prohibición han preparado un terreno fértil para el renacimiento de esta industria verde. La carrera del cannabis ya comenzó, con médicos buscando tratamientos en los cannabinoides, políticos estirando intereses para implementar el cáñamo en la economía legal, usuarios luchando por su derecho al consumo, y empresarios explorando cualquier posible uso que esta planta pueda ofrecer. De cara a esta transformación industrial, vale la pena cuestionar los orígenes naturales y de manufactura de nuestros consumibles, de manera que podamos avanzar hacia una relación simbiótica con la naturaleza. Si bien el cáñamo ofrece una opción más verde que el petróleo y el plástico, si no cuestionamos nuestras formas de consumo, no hay planta o fibra que salve por sí misma a una humanidad que no cuestiona sus valores constantemente.
Jose Luis Martinez
Jotvox Informa
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